Un ejemplo que viene de las sierras

El pasado 16 de octubre, el Papa Francisco canonizó al “Cura Brochero”. No está de más recordar e imitar las enseñanzas que nos dejó este sacerdote de traslasierra, quien realizó una vasta actividad en la parroquia en la Villa del Tránsito (hoy Villa Brochero) y pasó sus últimos días sumidos en la soledad de la enfermedad y el silencio de la oración.

 

El mismo se consideró “el apoyo de los que no tienen nada y ponen su confianza solamente en Dios”. Amalgamó las dos cosas: vida religiosa y promoción humana. Quiso mucho a los pobres y todo lo dedicó al servicio de la gente. Así murió como vivió: en la total pobreza.

curabrochero

El cura Brochero vivió una vida entregada al trabajo y servicio a los demás. No escatimó energía en promover los valores religiosos y humanos del pueblo de traslasierra. Se comprometió con el bienestar y el progreso de su feligresía, que se encontraba en un radio de tres mil kilómetros cuadrados. Fue un pastor andariego en busca de las ovejas perdidas. Hizo que su paso por esa tierra fuera fecundo para el Reino de Dios.

 

Las relaciones humanas, la apertura de caminos y su anhelo por la llegada del ferrocarril, lo convirtieron en un profeta de la comunicación moderna, utilizada para llevar el mensaje de Jesús al pueblo sediento de esperanza. El sabía que sin caminos no habría civilización y sólo reinaría el atraso y la decadencia.

 

Quiera Dios que este santo varón de la Iglesia argentina nos ilumine para imitarlo y seguir sus pasos de evangelizador atento a las necesidades concretas del mundo. No nos quedemos detrás de un escritorio, salgamos a la calle, a nuestros lugares de trabajo y a nuestra familia con el espíritu alegre, simple y decidido del cura gaucho. Con su ayuda podremos aprender a ser verdaderos líderes católicos con capacidad para transformar nuestra sociedad.

 

Artículo extraído de:

La voz del Peregrino

Ejemplar Noviembre 2016

Autor: Fernando Piñeiro

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