Pascua: Tiempo para recomponer nuestra vida espiritual

siluetaLa época actual conspira con fuerza contra nuestra salud espiritual. Distintas situaciones se confabulan creándonos dificultades para pensar en Dios, rezar o simplemente reflexionar y entrar en nuestro mundo interior. El Señor nos invita a sacarnos los “tapones” de la conciencia para que podamos oír su voz en nuestro interior y salir al encuentro de los demás. Para ello, podemos reconstruir nuestra vida espiritual basándonos en cuatro pilares fundamentales:
a) oración y moral intachable: dedicar diariamente un tiempo a la oración, al encuentro íntimo con Jesús, manifestándole nuestras necesidades, problemas y situaciones que se presentan en la vida, orando por los demás y poniendo nuestra existencia en sus manos.
b) justicia social: la calidad de nuestra fe está ligada también a la justicia que practiquemos en la tierra. Seremos juzgados según nuestro comportamiento frente a los grupos más vulnerables de la sociedad. Jesús nos interroga cada día en si dimos comida, abrigo, agua, o hicimos justicia al pobre, sea este material o espiritual.
c) suavidad y dulzura de corazón: debemos hacer el bien, aunque nos cueste, con el corazón agradecido a Dios. De nada sirve realizar infinidad de obras de bien si sólo buscamos nuestro propio interés, ser
alabados por otros, o teniendo una actitud de amargura, o con “cara de vinagre”, como dice nuestro Papa. Tener compasión por los demás y salir a su encuentro, implica tener una vida espiritual con felicidad
y energía positiva. Para ello, también es importante fortalecer nuestro interior con cosas que nos hagan bien, como son las buenas amistades, las conversaciones que nos enriquecen, el arte, la creatividad
o la vida al aire libre.
d) participación en la comunidad: Jesús nos enseña que Dios nos llama a cada uno, no sólo en forma individual, sino en el entorno de la comunidad en la cual vivimos. Como nos relacionamos con los
otros, es como nos relacionamos con Dios. Debemos participar y comprometernos en los distintos espacios donde nos toca actuar, sea el trabajo, la escuela, la parroquia, el club, o la familia.
Solamente cuando los cuatro pilares están presentes en nuestra vida, estamos saludables, como cristianos y como personas.

 

Artículo extraído de:

La voz del Peregrino

Ejemplar Marzo 2016

Autor: Fernando Piñeiro

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